Ética exhibicionista del yo en internet

Ser parte activa de un discurso de la magnitud de Black Lives Matter es también un privilegio, cuando en realidad debería ser un derecho comunicativo.

por Jonathan Paredes

El movimiento Black Lives Matter surgió en 2013 como un hashtag para hacer evidente un reclamo en contra de la brutalidad policial y violencia racista en Estados Unidos. El hashtag nació a partir de la reacción de la activista Licia Garza, quien se enteró en Facebook de que un juzgado de Estados Unidos en 2013 había descargado al vigilante comunitario George Zimmerman como culpable de la muerte de Trayvon Martin, un joven afroamericano residente de Florida en 2012. Indignada, Garza publicó en Facebook que las vidas de las personas negras importan. Patrisse Cullors y Opal Tometi, amigas de Garza, ayudaron a popularizar la frase #blacklivesmatter desde perfiles en Twitter y Tumblr (Day, 2020).

Como mencionan los teóricos Thomas Poell y José Van Dijck, “the widespread use of social half in contemporary activism constitutes to new phase in the development of alternative communication. Historically, activists have tried to gain access to the mass half to communicate with larger publics.” (2015, p.527). Sin duda, el hashtag #BlackLivesMatter ha funcionado como una forma para la manifestación popular contra el racismo y brutalidad hacia los afroamericanos. Las acciones en internet por parte de Garza, Cullors, y Tometi son ejes importantes para comprender el efecto de este tipo de manifestaciones, a pesar de que históricamente han existido múltiples casos de violencia policial mediados por redes sociales.

El movimiento adquiriría aún más relevancia en mayo de 2020, tras la muerte de George Floyd en manos del policía blanco Dereck Chauvin. Una adolescente habría grabado el momento en el que el policía asfixiaba a Floyd, video que compartió en Facebook y alcanzó viralidad. En ese entonces, el mundo atravesaba el auge de la pandemia y al haber mayor atención a medios digitales, los usuarios de diferentes redes sociales se unieron a la ola de activismo por Black Lives Matter. El hashtag ya no solo era parte de Estados Unidos. Personas y líderes de opinión de diversos países manifestaron su rechazo a la violencia racista en sus performances en redes sociales. Algunos publicaron un cuadrado negro en sus perfiles, como símbolo de pesar por la muerte de Floyd. Estas prácticas podrían ser analizadas desde tres frentes.

Postureo ético

Jia Tolentino (2020) llama “postureo ético” a ser políticamente correcto para “quedar bien” con una causa que en redes sociales es vista como ética o moral. Así, muchas personas a las que no le interesaba el activismo ni las causas de afroamericanos, de pronto mostraron interés. La teórica danah boyd, sugiere que “In networked publics, attention becomes a commodity” (2011, p.53). Se trata de una especie de mercantilización del yo a través de sus cualidades morales: esperan ser juzgados de forma positiva para que favorecer el consumo de su contenido.

Cavi menciona que el postureo no solo sucede de forma pasiva en la episteme dominante en ese momento. Es una práctica motivada por la arquitectura de las redes sociales, las cuales promueven una mercantilización comunicativa. “La mercantilización formal de la imagen supone una invasión de la axiomática del intercambio mercantil, que es desplazada desde la esfera económica a la comunicativa” (Cavi, 2021, p. 96). Esto quiere decir que existe una reificación del individuo al momento de ser parte del postureo ético. Esta reificación del yo es deseable porque significa que nuestra presentación en redes sociales ha sido aprobada por los otros. Esto genera una sensación de empoderamiento y aceptación por parte de la comunidad, consiguiendo así replicar el postureo ético en otros que también buscan aprobación.

De cierta forma, estas prácticas están relacionadas al intento de los usuarios por ser “algorítmicamente reconocibles” (Gillespie, 2014) para que su presentación en redes sociales tenga mayor visibilidad. Las lógicas comerciales juegan un papel importante en las redes sociales: existe una manipulación algorítmica para que los usuarios trabajen en función al discurso dominante — o de la tendencia — en esa temporalidad.

Replicabilidad

Como explica danah boyd (2011), las plataformas digitales se caracterizan por la replicabilidad y escalabilidad de los contenidos que albergan. La replicabilidad, o capacidad de viralidad de un contenido, es decisiva en la formación opinión pública cuando se trata de activismo digital. Las personas que no hayan tenido conocimiento o conciencia de la lucha de los movimientos civiles de afroamericanos en contra del racismo, pueden beneficiarse de esta cualidad de internet. Pero esto tiene una limitación: la breve vida de los públicos para sostener la replicabilidad de hashtags e información relacionada.

Brecha digital

Ser parte activa de un discurso de la magnitud de Black Lives Matter es también un privilegio, cuando en realidad debería ser un derecho comunicativo.

Así mismo, debemos considerar que muchas personas afrodescendientes, que también deberían ser parte de este discurso, no pueden participar debido a la brecha digital -y económica- que los condiciona. Como menciona Raganedda (2019), “digital divide and digital inequalities tend to strengthen social inequalities already existing in the offline society, both at the micro and macro levels, and enlarge the gap between the less advantaged and the most advantaged individuals”. Estas inequidades sociales se ven reflejadas en la falta de posibilidades para plantear ideas desde internet.

Ser parte activa de un discurso de la magnitud de Black Lives Matter es también un privilegio, cuando en realidad debería ser un derecho comunicativo. Mientras que algunas personas usan Black Lives Matter para performar dentro de redes sociales y vender su self-branding como mercancía, hay personas afrodescendientes que están al margen de estas discusiones.

En conclusión, el poder de replicabilidad y escalabilidad del internet puede ser usado para causas favorables al activismo social como el movimiento de Black Lives Matter. Sin embargo, existen elementos que hacen que el activismo pase a ser una especie de consuelo moral que se manifiesta en actividades performáticas de los usuarios. Uno de los motivos por los que los usuarios son parte del postureo ético, es el deseo de aceptación en función al discurso dominante, una actitud que funciona para ser visible algorítmicamente en las redes sociales donde las lógicas mercantiles se trasladan a las comunicativas. Así mismo, se ha podido evidenciar cómo la brecha digital invisibiliza a poblaciones económicamente desfavorecidas, que no pueden manifestar su descontento de manera más directa ya que también viven el racismo reflejado en la falta de acceso internet.

Referencias

boyd, D. (2011) “Social Network Sites as Networked Publics: Affordances, Dynamics, and Implications.” en Networked Self: Identity, Community, and Culture on Social Network Sites, Z. Papacharissi (ed.) Routledge.

Cavi, X. (2021). La lógica del postureo: forma-mercancía y auto-representación en las redes sociales. Astrolabio: revista internacional de filosofía24, 89–101. https://raco.cat/index.php/Astrolabio/article/view/384606

Day, E. (2020). #BlackLivesMatter: the birth of a new civil rights movement. The Guardianhttps://www.theguardian.com/world/2015/jul/19/blacklivesmatter-birth-civil-rights-movement

Gillespie, T. (2014). ‘The Relevance of Algorithms’ en Media Technologies: Essays on Communication, Materiality, and Society, T. Gillespie, P. Boczkowski, and K. Foot (eds.) MIT Press.

Poell, T. y Van Dijck, J. (2015). “Social media and activist communication”. En C. Atton (Ed.), The Routledge Companion to Alternative and Community Media. Routledge.

Ragnedda, M. (2019) ‘Conceptualising the digital divide’. In: Mapping Digital Divide in Africa: A Mediated Analysis. Amsterdam University Press, pp. 27–44.

Tolentino, J. (2020). El yo en Internet. CCCB LAB. https://lab.cccb.org/es/el-yo-en-internet/

Este ensayo fue escrito para la clase “Internet, cultura y sociedad” de Colegio Común COCOA.

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