La plena: Curaduría de anti-memes sobre verdades incómodas

¿Qué espacios de disidencia puede habilitar la reconceptualización del meme?

por Sebastián Jarrín

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Para alguien que ha sido criado en buena parte por el internet, es en extremo fascinante pararse a ver en retrospectiva y contemplar la evolución de las múltiples formas de expresión en línea que existieron, que se mantienen y que podrían surgir. Con la capacidad de análisis que me permiten mis actuales 22 años de existencia en este mundo raro, puedo decir que constantemente me acosa la pregunta de si haber tenido libre acceso al vasto océano virtual desde muy temprana edad constituye una ventaja o una maldición. De cualquier forma, dicha incógnita no hace que el interés por esta cosa llamada internet, con todas sus cosas nuevas, desaparezca.  

Una de las formas de expresión online que en mi opinión ha tenido una de las evoluciones más interesantes ha sido el meme. La primera vez que me topé con memes relacionados a la teoría crítica me chocó mucho (la verdad es que hasta ahora no terminan de ser de mi total agrado). Sin embargo, con el tiempo he aprendido a comprender su valor, ya que a mi parecer sus creadores hacen las veces de punks virtuales. Siendo agrios de alguna forma logran desafiar al establishment que, para variar, ha co-optado las formas de expresión que antaño reflejaban valores derivados de las hoy agonizantes promesas de la web 2.0. 

La frase “es chistoso porque es real” captura a la perfección la esencia del anti-meme.

Cuando digo que son agrios me refiero a que estos “anti-memes” plantean la subversión del formato clásico del meme. Evitan el chiste fácil, así como el tinte de posverdad característico del shitpost de la generación Z, que tiende al nihilismo y a la suspensión del significado o regodeo en el sinsentido. Estas propuestas a menudo hacen uso de elementos presentes en los memes de toda la vida: referencias a la cultura popular y al folklore de internet, imágenes “pobres”, neologismos, meta-referencias, etc. Sin embargo, estos elementos quedan relegados a un segundo plano en la medida en la que estos “anti-memes” expresan ideas críticas, en su mayoría mediante frases crudas, literales y a veces faltas de humor. Esto hace que el texto escrito sea protagonista en buena parte de los casos.

Si bien existen algunos ejemplares que manejan cierto nivel de ironía, sarcasmo y humor, el denominador común se encuentra en que todos rechazan ser crípticos. Debido a esto, el espectador podrá experimentar cierta hilaridad al sentirse identificado, pero casi siempre a este sentimiento le seguirá un inevitable dejo de incomodidad propiciado por la franqueza con la que los productores de estas expresiones tratan temáticas inquietantes (por no decir oscuras). 

Para la generación Z, ¿risa y dolor son dos caras de la misma moneda?

La frase “es chistoso porque es real” captura a la perfección la esencia del anti-meme. Aunque este no genere una carcajada instantánea, encuentra su valor en lo explícito del mensaje. Como menciona Shifman (2014) en Memes in Digital Culture, los memes están sujetos a constantes cambios, sutilezas y matices que reflejan inquietudes colectivas: “Like many Web 2.0 applications, memes diffuse from person to person, but shape and reflect general social mindsets. Internet memes can be treated as (post) modern folklore, in which shared norms and values are constructed through cultural artifacts such as Photoshopped images or urban legends”.

El meme muta y se adapta, y los ejemplares de esta galería no son la excepción. Son memes hechos por personas con clara formación en teoría crítica y con un claro dominio de los registros comunicacionales propios del shitpost. Esto da paso a la creación de productos culturales o contenidos híbridos que inevitablemente conducen a preguntas como:

¿Qué es un meme a finales de este 2023? ¿El meme puede ser “gracioso” y crítico a la vez? ¿Qué espacios de disidencia puede habilitar la re conceptualización del meme? ¿Para la generación Z, risa y dolor son dos caras de la misma moneda? ¿Se acerca la “muerte del meme”? 

Este trabajo de curaduría virtual pretende recopilar y exponer ejemplos de anti-memes presentes en círculos digitales que no dejan de ser presa de los públicos calculados, la datificación y la cultura algorítmica, pero que sin duda sientan un precedente como nuevas formas de entender la comunicación en línea desde un lugar de resistencia a la mercantilización de la identidad.

Referencia

Shifman, L. (2014) Memes in Digital Culture. MIT Press.

Este trabajo fue presentado en la clase “Internet, cultura y sociedad” del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la USFQ.

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