Los lados de TikTok

Si eres fan de Taylor Swift y te gusta consumir contenido relacionado a la cantante, es probable que estés en “Taylor Swift TikTok”.

por Camila Risquez Scannone

Cuando entras a TikTok lo primero que ves es tu página de “For You” o “Para Ti”. Ahí encuentras contenido que parece estar curado específicamente para ti, todo gracias al algoritmo. Cuando este contenido es consistente o está relacionado al mismo tema, persona, cosa, práctica, creencia, etc., uno podría decir que el algoritmo te ha ubicado en un “lado de TikTok”.

La manera en la que los usuarios de TikTok nos vemos definidos y nos auto-definimos a través del fenómeno de los “lados de TikTok” es un buen ejemplo de cómo los algoritmos intervienen en nuestra participación en el mundo. El algoritmo de TikTok nos agrupa en “lados” que nosotros mismos reconocemos y adoptamos. Esto afecta en cómo interactuamos con otros usuarios de TikTok, pero también en cómo interactuamos con el mundo, qué compramos, cómo nos identificamos, con qué discursos políticos nos alineamos y más. 

Si eres fan de Taylor Swift y te gusta consumir contenido relacionado a la cantante, es probable que estés en “Taylor Swift Tok”.

El concepto de “lado de TikTok” es bastante abstracto, por lo que para aterrizarlo primero habría que revisar la definición de “públicos en red”. Gillespie (2014) sugiere que  los públicos en red son las comunidades de usuarios que pueden crearse a través de redes sociales. Pero según el autor, hoy podemos ver la formación otro tipo de públicos. Los “públicos calculados” se alejan de ser agrupaciones que los usuarios crean activamente dentro de una plataforma y para convertirse en públicos determinados por un algoritmo en sí.

Además, las interacciones que las plataformas como TikTok fomentan a través de sus algoritmos están atravesadas por intereses comerciales. Como explica Van Dijck (2016, p.18) “una confusión entre conexión humana y conectividad automatizada se produce cada vez que las actividades sociales se codifican en conceptos algorítmicos”. Entonces, el hecho de estar en un “lado de TikTok” significa que la misma plataforma nos ha categorizado como parte de un público calculado para fines que poco tienen que ver con la interacción y conexión humana.

Sin embargo, este proceso nunca es unilateral y el usuario no es totalmente pasivo. Como menciona Gillespie (2014, p. 3), “al intentar decir algo sustancial sobre la forma en que los algoritmos están cambiando nuestro discurso público, debemos resistir firmemente el impulso de poner a la tecnología en el asiento del conductor causal”. Cuando reconocemos que formamos parte de un público calculado o de un “lado” de TikTok, nos adjudicamos un lugar en una comunidad que, aunque no haya sido creada por nosotros, existe y nosotros existimos dentro de ella.

El estar en un lado de TikTok y contemplarlo como algo positivo genera un sentido de identidad. Pasa seguido en los fandoms. Por ejemplo, si eres fan de Taylor Swift y te gusta consumir contenido relacionado a la cantante, es probable que estés en “Taylor Swift Tik Tok”. Los videos que el algoritmo te recomienda refuerzan tu identidad como swiftie. Además, se convierten en espacios que la plataforma ha habilitado para que interactúes y formes parte de una comunidad de personas que también son fans de la artista. De esta manera, a pesar de que los usuarios se vean encasillados dentro de públicos calculados, “los algoritmos no son solo lo que los diseñadores hacen con ellos, o lo que hacen con la información que procesan. También son lo que hacemos con ellos día tras día” (Gillespie, 2014, p. 23). 

Sin embargo, la producción de públicos calculados se vuelve problemática al hablar de los discursos políticos que circulan en TikTok. Un ejemplo es el fenómeno de caer en el “alt-right pipeline”. Este concepto explica cómo el algoritmo puede entregarte contenido político de derecha hasta llevarte a ideas cada vez más extremas. El algoritmo te invita a abrazar estas ideologías, a estar en este “lado de TikTok”, y a relacionarte con otros usuarios en el mismo público.

Esto sucede porque los algoritmos codifican experiencias sociales y humanas a través de un sistema numérico basado en datos. El algoritmo de TikTok cuantifica nuestras acciones dentro de la plataforma y a partir de ellas, determina a qué “lado” pertenecemos. Entonces, empezamos a formar parte de una comunidad y a identificarnos a través de lo que una serie de datos demostró. Así, el algoritmo “flashes a mirror before you, which reflects back not just yourself but how you have been merged with many other people” (Tanner, 2021). La identidad del usuario se ha visto reducida a unos y ceros, al igual que todo el resto de usuarios en la plataforma.

Cuando entramos a TikTok y reconocemos en qué “lado” estamos, nuestra experiencia no sólo en la plataforma si no que en la “vida real” está siendo atravesada por el algoritmo.

No obstante, debemos recalcar que esta situación no es una condena. El algoritmo es domesticable. Las prácticas conscientes de domesticación que los usuarios ideamos para estar en los “lados de TikTok” que queremos demuestra que nuestras prácticas dentro de la plataforma son, a la final, las que realmente determinan cómo el algoritmo interviene en nuestra interacción con el mundo. Como explica Seaver (2017, p. 5)., “algorithms are cultural not because they work on things like movies or music, or because they become objects of popular concern, but because they are composed of collective human practices”.

Por ejemplo, muchos usuarios usan el botón de “No me interesa” con frecuencia. Hice un pequeño sondeo con algunas personas y les pregunté qué hacen cuando caen en “lugares de TikTok en los que no les gustaría estar”. Todos me dijeron que su reacción era dar clic en “No me interesa” inmediatamente, domesticando con éxito a su algoritmo. La interacción con el algoritmo es bidireccional, no es una situación en la que somos dominados y determinados totalmente por esta tecnología. Siguiendo a Siles et al., (2022 p. 64), “In this way, he departed from a view of agency as an all or nothing condition by positioning mediations as a space where people could enact both domination and resistance, both obey and comply”.

Nuestra posición en el mundo está afectada por el contenido que consumimos, por las comunidades de las que formamos parte, por la cultura que alimentamos y, por lo tanto, nuestra interacción con el mismo se ve afectada por los algoritmos que recomiendan el contenido, nos ubican en las comunidades y nos ofrecen la cultura. Cuando entramos a TikTok y reconocemos en qué “lado” estamos, nuestra experiencia no sólo en la plataforma si no que en la “vida real” está siendo atravesada por el algoritmo que ha definido que formamos parte de un público específico al que fuimos asignados por medio de los datos que proveemos. Pero la decisión final está en nuestra cancha. Podemos reconocer (o no) que formamos parte de estas comunidades, y a través de ello nos auto-afirmamos y nos identificamos.

Referencias

Gillespie, T. (2014). ‘The Relevance of Algorithms’ en Media Technologies: Essays on Communication, Materiality, and Society, T. Gillespie,  P. Boczkowski and K. Foot (eds.) MIT Press.

Seaver, N. (2017) Algorithms as culture: Some tactics for the ethnography of algorithmic systems.

Siles, I., Gómez-Cruz, E. & Ricaurte, R (2022): Toward a popular theory of algorithms, Popular Communication, DOI: 10.1080/15405702.2022.2103140 

Tanner, G. (2021) Yesterday once more. Real Life. https://reallifemag.com/yesterday-once-more/

Van Dijck, J. (2016) La cultura de la conectividad: hacia una historia crítica de las redes sociales. Siglo XXI Editores.

Este ensayo fue escrito para la clase “Internet, cultura y sociedad” del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la USFQ.

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