¿Qué es un meme?

Por más sorprendente que parezca, los memes son más que solo imágenes chistosas de internet, son más que solo shitpost.

por Violeta Mediavilla

El meme puede generar discusión sobre temas muy diversos, puede utilizarse como crítica del estado actual del mundo, para proponer ideas revolucionarias o poco convencionales, para reevaluar sistemas y estructuras, para diseccionar las bases de la sociedad o incluso para profundizar en la naturaleza humana misma. Para ponerlo en términos de lo que De Seta (2020) llama lenguaje coloquial nativo del internet, para el meme hay “infinitas posibilidades xddd”. Porque, por más sorprendente que parezca, los memes son más que solo imágenes chistosas de internet, son más que solo shitpost.

Para comenzar a explorar el verdadero potencial de este fenómeno llamado “meme”, es necesario proveer una definición. Establecer una descripción coherente que no rechace lo que se ha construido hasta ahora, sino que lo enriquezca, es un paso esencial para reconocer su mérito y legitimar su rol como artefacto cultural. A continuación, planteo algunas características clave de lo que para mí es un meme, tomando en cuenta el contexto cultural actual. Los puntos están ordenados en orden de importancia y están acompañados de su traducción en lenguaje “folclórico-digital” (De Seta, 2020), para ilustrar el proceso de deformación propio de la creación de un meme. Sin más preámbulos, algo es considerado un meme cuando:

  • a) Se ha propagado de persona a persona de manera orgánica (“A ver tu momo wn”)
  • b) Es fácilmente reconocible (“Entendí la referencia”)
  • c) Es una representación simplificada de algo (“Literalmente yo”)
  • d) Puede prestarse a innumerables modificaciones y adaptaciones (“¡Cambiaste la receta!”)

Lo primero que se debe destacar de esta definición es que todavía se concibe al meme como algo cuyo propósito es ser replicado numerosas veces. Lo cual se alinea con la visión original del biólogo Richard Dawkins, quien acuñó el término en su libro The Selfish Gene (1976). Además, se puede apreciar que se han excluido tres cosas que en décadas recientes han sido fuertemente asociadas con el término meme las cuales son: que sea gracioso, que posea un componte visual o sonoro y que el Internet sea un agente decisivo en su proceso de creación. Esta decisión se debe a que la definición busca reconciliar al ámbito digital con el mundo fuera de línea, de manera que el término meme sea aplicable a instancias más diversas que, a pesar de sus diferencias superficiales, en esencia comparten lo que hace que un meme sea un meme.

A partir de esta definición, se pueden plantear algunas preguntas interesantes como: ¿A qué nos referimos al decir que algo o alguien es “memeable”? Pues esto significaría que el sujeto en cuestión tiene el potencial de cumplir con cada uno de estos requisitos para alcanzar el estatus de meme. En resumen, no se trata de que todo sea un meme, sino de que algo reúna las características necesarias para volverse uno. Cada uno de esos puntos se describe con más detalle a continuación.

Como ya es bastante claro, la repetición es un elemento fundamental para el meme. Pero la clave aquí es la “propagación orgánica” de la que este debe gozar. ¿Quién tiene la última palabra acerca de qué se vuelve un meme y qué no? La respuesta es muy sencilla: las personas. Es el público general el que decide lo que pega o no, si comparten o replican algo es porque les gusta o al menos porque encuentran satisfacción en compartirlo con los demás. Eso es la propagación orgánica. Como dice boyd “lo que se escala es lo que el colectivo elige amplificar” (2011, p. 48).

La razón por la que un meme sobresale es porque se vuelve icónico, entre más gente lo reconozca y empatice con él, más probable es que lo repliquen y compartan. Los memes más populares suelen hacer referencia a sucesos históricos o mediáticos, productos culturales famosos, cosas que apelan a un público muy amplio que conoce el contexto del que nació el meme y está más que dispuesto a participar en la evolución de este (Rowan, 2015, p. 12). Claro, este no siempre es el caso ya que ocasionalmente los memes se originan de cosas tan oscuras y niche que terminan volviéndose icónicas por ese mismo motivo.

El meme se puede ver como una abstracción de una idea, suceso, emoción, pensamiento, etc. El youtuber EmpLemon dice de manera muy convincente que “el meme es la manera más rápida de meter una idea en la cabeza de alguien” (2017). En la simplificación se pierden detalles. Al igual que en la imagen pobre, se realizan sacrificios para lograr que este llegue a la mayor cantidad de personas posibles en el menor tiempo posible (Steyerl, 2011, p. 43). Aunque se renuncie a la resolución, el mensaje central permanece intacto como para ser reconocido y es ese carácter conciso lo que lo vuelve un candidato perfecto para ser repetido cuantiosas veces.

This is the remix. Un buen meme ofrece oportunidades de experimentación dentro de sus confines. Entre más modificaciones, más se extiende la vida del meme y en ocasiones pueden dar lugar a un “renacimiento” de este. Tanto Shifman (2014, pp. 43–48) como Steyerl (2011, p. 43) defienden lo que los memes y, más importante aún, lo que sus numerosas reinterpretaciones, encarnaciones y adaptaciones dicen sobre las personas que los crean y aquellos que los comparten. De forma similar a lo que sucede con la imagen pobre (Steyerl, 2014, p. 44), el valor cultural del meme radica en los esfuerzos y las prácticas involucradas en su preservación.

Curiosamente, tras ver con más detenimiento los cuatros aspectos que definen al meme, se pueden encontrar conexiones sorprendentes con las cuatro affordances que boyd (2011, p. 46) atribuye a la estructura de los públicos de red. Se puede pensar en esta relación como un ciclo. La replicabilidad sería la encargada de hacer que un meme circule, la escalabilidad le permitiría al meme conseguir más exposición y, si al público le gusta lo que ve, estos dos pasos se repetirían indefinidamente garantizando la persistencia de dicho meme, lo que se traduce en siquiera un par de días más en el reflector o, en este caso, en la línea de tiempo de los usuarios. Todo esto eventualmente resultaría en un mayor índice de buscabilidad para el meme en el futuro. Cuando se toma lo anterior en cuenta, se vuelve evidente que al colocar el concepto de meme en el contexto digital, estos dos se llevan bien, sospechosamente bien. Ahora la tan estrecha relación entre la concepción moderna más popular de meme y el internet cobra sentido.

Como dice Shifman (2014, pp. 17–23), los memes no nacieron con el internet, pero eso no borra el hecho de que este último haya contribuido a su crecimiento, evolución y consolidación como un fenómeno socio-cultural masivo. La idea clave es que los mecanismos de los entornos digitales facilitan, no la creación, sino la propagación y explotación de un meme. Las redes y tecnologías actuales no son responsables de que los memes existan, sino más bien de que estos lleguen a mayores niveles de visibilidad y deformación.

Ha llegado el momento de poner a prueba la definición de meme propuesta en este texto. En primer lugar, tenemos a los memes corporativos. EmpLemon compartió una lectura muy interesante en uno de sus videos: “los logos son solo memes corporativos” (2017). Pensemos en un logo cualquiera, el de Pringles por ejemplo. ¿Se propaga de persona a persona de manera orgánica? Bueno, ni empezamos y parece que ya tenemos problemas… ¿o no? La palabra clave aquí es “corporativo”. Al referirse a los logos como memes corporativos se reconoce que los medios “orgánicos” no son los principales agentes en su circulación, sino la publicidad.

Continuemos, ¿es fácilmente reconocible? Sí, es más, fue diseñado para eso. Lo cual de hecho no lo hace muy distinto de los memes más populares hoy en día, que a pesar de tener una estética que puede llegar a ser muy cruda o rudimentaria a veces, siguen estando pensados para agradar y apelar a cierta faceta de quienes los consumen. ¿Es una representación simplificada de algo? Sí, un logo tiene la responsabilidad de encapsular todo lo que una compañía representa de la forma más sencilla y fácil de procesar posible. ¿Es susceptible a modificaciones? Pues sí, ha sido parodiado en varias ocasiones y recientemente tuvo un rediseño oficial.

Eso es lo maravilloso de esta definición, está matizada y se puede adaptar fácilmente a los distintos casos para entender mejor sus particularidades. Puesto que, si se toma en cuenta el aspecto “orgánico” del meme, entonces un logo no es un meme. No obstante, si no se toma en cuenta entonces el logo se vuelve un meme corporativo, lo cual ayuda a entender mejor el fenómeno y lo provee de capas y lentes adicionales de apreciación.

Ahora, como segundo ejemplo están los refranes. ¿Se propagan orgánicamente? Sí, la tradición oral solía ser su principal medio de transmisión, pero veremos cómo esto ha cambiado drásticamente con el tiempo. Son reconocibles, ¡hasta riman! Son versiones simplificadas y fáciles de recordar acerca de formas de pensar, entender la vida y el accionar humano. Ahora el factor decisivo, la modificación y adaptación: si bien existen distintas versiones del mismo refrán, la verdadera transformación se dio en internet con la creciente popularidad de imágenes con estas frases, a veces compartidas de forma irónica y en otras, sincera. Muchas veces adornadas exageradamente hasta el punto de volverse empalagosas y en ocasiones con perversiones hechas al mensaje que profesaban. Por lo que sí, los refranes son memes. Este es un ejemplo maravilloso de cómo algo que ya podría haberse considerado un meme antes del internet se vio amplificado y hasta revitalizado por este. Un meme que volvió a ser relevante tras pasar por el filtro distorsionador de los ecosistemas digitales, un clásico caso de: “Vivo, ¿pero a qué costo?”.

Para concluir, lo que constituye o no un meme es un debate que siempre tendrá lugar en el discurso público, lo cual está más que bien. Sin embargo, espero que la definición que he proporcionado contribuya a crear un espacio para el diálogo y análisis de estos. Para recapitular, esta se resume en que un meme es una versión muy condensada de una idea o concepto, lo cual la vuelve fácil de reconocer y ser compartida por una gran cantidad de personas que a su vez podrán modificarla y adaptarla a sus necesidades. Los memes son un artefacto cultural muy valioso ya que “presentan una instantánea de la condición afectiva de la muchedumbre, su neurosis, paranoia y miedo, así como su ansia de intensidad, diversión y distracción” (Steyerl, 2014, p.43). Estos ofrecen una ventana hacia el tiempo y la mentalidad con la que fueron concebidos por lo que son una herramienta valiosa para entender mejor las facetas de los fascinantes seres humanos.

Me gustaría cerrar con un meme muy conocido y querido proveniente de la película de Pixar Ratatouille (2007), originalmente dicho por el afamado crítico Anton Ego, el cual he remixeado apropiadamente para la ocasión; de manera que sirva como una pieza final de evidencia y como broche de oro: No todo puede volverse un gran meme, pero un gran meme sí puede venir de cualquier parte.

Referencias

Bird, B. (Director). (2007). Ratatouille [Film]. Walt Disney Pictures & Pixar Animation Studios.

boyd, d. (2011) “Social Network Sites as Networked Publics: Affordances, Dynamics, andImplications.” en Networked Self: Identity, Community, and Culture on Social NetworkSites, Z. Papacharissi (ed.) Routledge.

Dawkins, R. (1976) The Selfish Gene. Oxford: Oxford University Press.

De Seta, G. (2020) Digital Folklore en Second International Handbook of Internet Research, J.Hunsinger et al. (eds.). Springer. https://doi.org/10.1007/978-94-024-1555-1_36167

EmpLemon. (2017, Noviembre 8). MEME Theory: How Donald Trump used Memes to BecomePresident [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=r8Y-P0v2Hh0

Rowan, J. (2015) Memes: Inteligencia idiota, política rara y folclore digital. Capitán Swing.

Shifman, L. (2014) Memes in Digital Culture. MIT Press.

Steyerl, H. (2014) “En defensa de la imagen pobre”, en Los condenados de la pantalla. Editorial Caja Negra.

Este ensayo fue escrito para la clase “Internet, cultura y sociedad” de Colegio Común COCOA.

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